Alex Zevallos Maura, gerente de la Asociación de Productores de Olivo Ecológico de Tacna, asociado de CONVEAGRO, nos cuenta la gesta de la Aprecoliv y el emblema que motiva el trabajo de una organización que lucha por la protección de sus cultivos.

¿Cómo nace APRECOLIV?
Es una organización que nace hace 5 años. APRECOLIV cuenta con 47 agrupaciones de olivo principalmente y otras 10 de productos diversos. Con respecto a la cadena productiva del olivo, aproximadamente 10,500 hectáreas cuenta con 800 socios, cada socio maneja entre 5 a 7 hectáreas (medianos agricultores), viendo la necesidad oportuna de la atención de las instituciones pertinentes, decidimos juntarnos. La problemática en Tacna se mantiene por muchos años, debido por la poca atención que se le da al sector.
La problemática actual y persistente: El tema hídrico. Cuéntanos, ¿Han habido avances significativos?
La superficie total de La Yarada es de 41 mil hectáreas, de las cuales 31 mil están dedicadas al cultivo de olivo. Actualmente, la zona cuenta con aproximadamente 389 pozos y el riego depende completamente del agua subterránea.
Yarada Los Palos, más allá de ser un distrito, fue originalmente una irrigación denominada Irrigación Pampas de la Yarada durante el gobierno de Velasco. Por esta razón, debería estar incluida dentro de los proyectos especiales de irrigaciones actuales, pero hasta el momento no ha recibido este reconocimiento. El apoyo del Estado ha sido limitado, principalmente a través de programas como Agroideas. Sin embargo, este programa no ha abordado integralmente los problemas hídricos, productivos y comerciales de la zona. Agroideas financia proyectos de manera puntual, pero no de forma sostenible en el contexto de una irrigación de gran escala como La Yarada.

Ver estudio completo de la irrigación de La Yarada: https://drive.google.com/file/d/16vGHVa0LhnjmVt4itQsg_T1s1dxHmlhF/view?usp=sharing
Para que el olivo tenga un desarrollo y una producción óptimos, se requiere un caudal de 60 a 70 litros por segundo. Sin embargo, según la licencia otorgada por la Junta de Usuarios, los agricultores solo tienen acceso a 50 litros por segundo, lo que equivale a 7 mil metros cúbicos en total.
¿Qué solución proponen los productores?
Los productores proponen la construcción de embalses en las dos cabeceras de cuenca para captar el agua de lluvias y avenidas. Esta medida permitiría aumentar la filtración hacia el subsuelo, recargando los acuíferos y elevando el nivel freático de los pozos, sin afectar el consumo humano. Además, se plantea la instalación de una planta desalinizadora para garantizar el abastecimiento de agua potable a la población. Con este sistema, el agua proveniente de las lluvias se almacenaría en los embalses, permitiendo su infiltración para recargar los pozos subterráneos y alcanzar un caudal de hasta 70 litros por segundo en cada pozo.
Nota: Uno de los principales problemas es el desorden en el uso del agua para los cultivos, ya que no existe una regulación efectiva. Actualmente, se estima que, de las 41 mil hectáreas de cultivo, al menos 100 hectáreas operan con un pozo que extrae entre 40 y 50 litros por segundo. En estos casos, el riego se realiza mediante sistemas de goteo con reservorios de entre 500 y 1,000 metros cuadrados, lo que ha sido históricamente un punto crítico en la gestión del recurso hídrico.
¿Los costos altos en energía y el manejo agronómico están siendo problemas persistentes hasta la actualidad?
En la zona, algunos productores utilizan energía eléctrica para extraer agua subterránea, mientras que otros, con más de 20 años de posesión, emplean petróleo. Esto genera un gasto significativo, llegando a costar hasta 1,800 soles mensuales solo en consumo de agua. Además, el desnivel del terreno contribuye a un alto consumo energético. Una posible solución sería la implementación de un proyecto integrado de energía solar. La instalación de paneles solares permitiría reducir significativamente los costos, haciendo más eficiente y sostenible el acceso al agua para riego.
Otro problema recurrente en La Yarada es la heterogeneidad en el manejo agronómico. Actualmente, existen aproximadamente 30 mil hectáreas de cultivo de olivo, pero su productividad varía según los recursos económicos y el conocimiento de los agricultores. Mientras algunos productores están migrando hacia prácticas orgánicas y ecológicas, otros continúan con métodos convencionales. Esta diferencia en las técnicas de manejo impacta directamente en los rendimientos: algunos alcanzan entre 12 y 15 mil kilos por hectárea, mientras que otros apenas producen entre 3 y 5 mil kilos por hectárea, lo que también repercute en los costos de producción.
Cabe destacar que La Yarada, posee condiciones climáticas ideales para diversos cultivos. Actualmente, se están sembrando café, piña y mango, con buenos resultados debido a que el pH neutro del agua favorece el desarrollo de las plantas. En el caso del olivo, el rendimiento óptimo debería situarse entre 9 y 10 mil kilos por hectárea, pero la producción sigue siendo desigual debido a las diferencias en el manejo agrícola.
La necesidad que el gobierno intervenga
Es fundamental que el gobierno intervenga en la mejora del sector. Un ejemplo claro es el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), que actualmente se encuentra prácticamente abandonado. Para impulsar un manejo agronómico eficiente, es necesario establecer convenios con universidades y empresas privadas dedicadas a la investigación agraria. Esto permitiría desarrollar variedades vegetales con mejor genética y mayor resistencia a plagas y enfermedades.
Nota: Un problema emergente es la presencia de la mosca de la fruta, que ya está afectando varios cultivos en la zona. Aunque su impacto en el olivo aún no es significativo, existe el riesgo de que se convierta en una amenaza en cualquier momento, por lo que es necesario tomar medidas preventivas.
Desafíos en la comercialización de la aceituna
Uno de los temas que más preocupa a los productores es la comercialización, un aspecto complejo dominado por grandes monopolios comerciales. Si bien estas empresas están en su derecho de operar, el problema radica en la excesiva intermediación: entre el productor y el consumidor pueden intervenir hasta cinco intermediarios, encareciendo el producto sin beneficiar directamente a los agricultores. Otro problema es la falta de reconocimiento de la aceituna dentro de las políticas de seguridad alimentaria del gobierno, a pesar de que Tacna es el principal productor a nivel nacional. Para mejorar esta situación, se propone la creación de un equipo de trabajo conformado por gremios, juntas de usuarios, ProInversión, AGAP y Agromercado, con el objetivo de articular mercados internacionales y fijar precios más justos basados en la demanda exterior.
Por ejemplo, mientras en Tacna el kilo de aceituna se paga a un sol, en Chile o Brasil puede llegar a costar entre 10 y 12 soles. Esta diferencia de precio se debe, en gran medida, a la excesiva intermediación. La propuesta es establecer una mesa técnica con estos gremios y entidades para promover ferias internacionales y ruedas de negocios, beneficiando tanto a los agricultores como a los agroexportadores. Se trata de fomentar una economía de mercado justa, sin abusos de ninguna de las partes. Esta estrategia debería aplicarse a todos los cultivos de agroexportación, ya que actualmente los precios son definidos por exportadores e intermediarios, dejando al agricultor en una posición de desventaja.
La reactivación de La Yarada como irrigación
El gobierno debe atender y reactivar La Yarada como una irrigación formal. Si bien la zona está reconocida como tal, no recibe el apoyo necesario, a diferencia de otras irrigaciones como Olmos o Pasto Grande. Actualmente, la ayuda estatal es mínima y se limita a programas como Agroideas y Agrorural, que funcionan más como paliativos que como soluciones estructurales. La Yarada posee el nivel de producción más alto del país, superando incluso a Chile. Su variedad de aceituna es superior a la de Brasil, Chile, Venezuela, Colombia y México. Sin embargo, la falta de articulación comercial limita su potencial. Programas como Agromercado podrían desempeñar un papel clave en integrar a empresas grandes y pequeñas, así como a cooperativas, para mejorar las oportunidades de exportación y garantizar precios más justos.
Desregulación de precios y falta de estabilidad en el mercado
Para que una hectárea de olivo produzca 10 mil kilos, el productor necesita invertir al menos 14 mil soles. Sin embargo, el precio de venta de la aceituna fluctúa entre 1 y 1.50 soles por kilo, y la intervención de intermediarios reduce aún más las ganancias del agricultor. En muchos casos, el margen de utilidad es de apenas un sol por kilo, lo que hace que la actividad sea poco rentable.
El precio de la aceituna varía constantemente durante la temporada de comercialización, que va de marzo a junio. La aceituna se vende en cuatro presentaciones principales: Aceituna verde chica, aceituna verde en agua y sal, aceituna negra en agua y sal y aceite de oliva.
A lo largo de la temporada, los precios pueden oscilar drásticamente. Una semana la aceituna verde puede costar 1 sol, la siguiente 70 céntimos y después subir a 1.20, afectando la estabilidad financiera de los productores. Frente a esta situación, el Estado debería intervenir.
¿Qué proponen ustedes frente a ello?
El gobierno debe tomar medidas concretas, como el de otorgar una patente y denominación de origen a la aceituna de Tacna, lo que permitiría posicionarla mejor en el mercado internacional además de fomentar el cooperativismo para que los productores puedan negociar en mejores condiciones. Regular una nueva ley de inversión, facilitando la participación de inversionistas en La Yarada y garantizando precios más justos. Crear un comité regulador de precios, en el que participen ProInversión, AGAP, juntas de usuarios, cooperativas y gremios agrícolas. Este comité establecería un “precio refugio” para la aceituna, asegurando una verdadera cadena productiva sin abusos de los intermediarios.
La clave está en generar estabilidad y confianza para que los agricultores puedan invertir con seguridad, sin estar a merced de la especulación del mercado.
- Compras estatales y regulación de inversiones
Otro aspecto clave dentro de la problemática es el de las compras estatales. El gobierno debería adquirir un porcentaje de productos agrícolas con excedente de producción, no solo aceituna, sino también naranja y otros cultivos estratégicos. Hasta el momento, esto no se ha implementado, pero sería fundamental establecer una normativa que garantice la compra de productos esenciales para la seguridad alimentaria.
En el caso de la aceituna, el aceite de oliva podría incluirse dentro de estas compras, asegurando un mercado estable para los productores y contribuyendo a su sostenibilidad económica. Esta medida permitiría que el Estado funcione como un regulador de demanda, brindando respaldo a los agricultores y reduciendo la dependencia de intermediarios.
- Inversión en la zona de frontera
Actualmente, existe una Ley que impide la inversión en zonas de frontera, lo que limita el desarrollo del sector agropecuario en La Yarada. Se debería permitir la inversión de empresas agropecuarias extranjeras bajo parámetros bien definidos, garantizando que estas inversiones contribuyan al crecimiento productivo sin desplazar a los agricultores locales. Además, una alternativa clave es la creación de un comité regulador de precios, que funcione como un mecanismo de estabilidad, estableciendo un “precio refugio” y consolidando la aceituna como una cadena productiva sostenible. Para ello, sería necesario modificar la legislación vigente y permitir la inversión dentro de la frontera bajo condiciones adecuadas; abrir la inversión en la zona permitiría mejorar el manejo agrícola, optimizar precios y generar un mayor interés del gobierno en La Yarada como una irrigación clave para el desarrollo del sector agroexportador.
Después de este diagnostico expuesto, esperamos que el gobierno brinde el apoyo necesario a esta irrigación que tiene como producto bandera la aceituna, y es un distrito fronterizo con Chile, una oportunidad para darle el impulso a la agroexportación de la aceituna desde sus pequeños y medianos agricultores.







